Sobre el autor:
Vicente Blasco Ibáñez es un autor valenciano nacido el 29 de enero del 1867 y fallecido en Francia, el 1928. Estudió en Valencia, y desde siempre despertó curiosidad y gusto por la creación literaria. El hecho de que sus padres tuvieran una tienda de ultramarinos y por consiguiente, la proximidad al mercado central, pueden ser una de las explicaciones sobre el uso de los cítricos en su literatura.
En 1887 se abrió el diario La Revolución, el cual el mismo Blasco Ibáñez dirigió. Ese año también publicó su primer libro, Fantasías.
En 1890, tuvo que marcharse por un año a Francia, donde conoció a los impulsores del naturalismo y se aproximó a él.
En 1891 regresó a Valencia y contrajo matrimonio con María Blasco del Cacho.
Sigue publicando libros y tuvo un paso breve por la cárcel. Crea el diario El pueblo y en su primera edición, publica una de sus obras más importantes: Arroz y Tartana.
Por sus ideales tiene que exiliarse en Italia y pasa de nuevo por la cárcel al volver varias veces por su ideología política, comunista.
A través de El pueblo, va dando muestras de su manera de ver el panorama político español.
Sigue enriqueciéndose con viajes a Argentina y a Nueva York.
Comenzó a interesarse por el cine y creó la versión cinematográfica de su obra Sangre y arena, con mucho éxito.
Se exilió en Mentón (Francia) donde murió el 1928. Se publicaron sus dos últimas novelas post mortem.
En la literatura, los cítricos son especialmente usados como icono de lo erótico.
La gran cantidad de escenas donde una mujer (nunca un varón) sale comiéndose una naranja, con naranjas cerca, o en la simple escena ya aparece una naranja (o un cítrico de cualquier clase) simboliza fecundidad, y siempre ha sido un símbolo de apetito sexual. Muchos dicen que es por el parecido entre las naranjas y los pechos femeninos (por el pezón, piel y la forma), y otros lo relacionan por el parecido entre la pulpa de la naranja con el interior de la vagina.
Siempre ha sido usado como una muestra del sex-appeal femenino. Sobre todo en las obras valencianas aparecen puesto que su cercanía a los campos de naranjos es más elevada que en las otras partes de España.
En el cine, sin embargo, tampoco se quedan cortos. El autor del que procedo a hablar, Vicente Blasco Ibáñez, pasó al cine una de sus obras, Entre naranjos, y en ella aparecen (aparte de lógicamente, las imágenes de los campos de naranjos valencianos) muchas señales de lo erótico.
"Dominado por los recuerdos, al verse de nuevo en su casa, después de algunos meses de estancia en Madrid, permaneció un buen rato inmóvil en el patio, mirando los balcones del primer piso, las ventanas de los graneros –de las que tantas veces se había retirado de niño, advertido por los gritos de su madre–, y al final, como un velo azul y luminoso, un pedazo de cielo empapado de ese sol que madura como cosecha de oro los racimos de inflamadas naranjas."
Debo decir que he mirado todas las alusiones a las naranjas y no sé si será por la versión que me leí o porque pero la única alusión que se usa de las naranjas es la económica. Como expliqué, las naranjas eran un producto muy exportado desde Valencia y les dieron mucho dinero a los valencianos. Muestra clara es esa comparación que usa Blasco Ibáñez aquí diciendo que "madura como cosecha de oro los racimos de las inflamadas naranjas".
En teoría debería haber al menos una alusión a una escena donde aparecen Rafael y Leonora, de la cual el chico está realmente enamorado, y donde está, para dar un toque picante a la escena y erótico en el sentido más literario, aparece comiéndose una naranja de los árboles frutales que les rodean. Pero como digo, no he logrado encontrar dicho fragmento para mostrarlo y comentarlo con todos.
A finales de los 90', Josefina Molina recibió el encargo de llevar a la televisión la obra de Vicente Blasco Ibañez Entre naranjos.
Pese no ser de sus mejores novelas, los de Holywood no dudaron en llevarla a la gran pantalla como mencioné arriba.
La novela trata de reflejar la sociedad y el abuso de las clases políticas adineradas en la sociedad valenciana y, como tema de la novela, la duda de un hombre, hijo único de la familia más poderosa de Alcira llamado Rafael Brull, entre seguir la tradición familiar o aventurarse junto a la chica a la que ama, Leonora. Se decanta por la segunda y comienza su carrera política, inducida por Leonora. Al final, tras rechazarle Leonora, cada uno sigue su vida por su lado.
Los productores de la serie estudiaron al detalle las formas de hablar, vestir, la vida de las clases sociales ricas (gracias a la exportación de las naranjas) y los lugares que describía Blasco Ibañez en su obra. Pero como que el paso de los años se modernizó Alcira (ciudad donde el autor ambientó su novela) tuvieron que rodar la serie en pueblos de alrededor que conservaban aires pasados.
Links de los tres capítulos de la novela:
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